lunes, 21 de noviembre de 2011

Angèle Etoundi Essamba, una vida de luces y sombras


África, el segundo continente del mundo por extensión territorial y con más de 1000 millones de habitantes. Uno de los lugares más marginados, ignorados, pobres y desconocidos. Sin embargo, más allá de todas estas penurias muchos tratan de mostrar su dignidad a través de los hombres y las mujeres del lugar. Una de esas personas es Angèle Etoundi Essamba, que trata de mostrar una reflexión sobre la identidad de la mujer africana. La Ciudadela recoge recientemente una de sus exposiciones, ‘Desvelos’.

Con sus imágenes, trata de transmitir las alegrías de la igualdad y la fraternidad y utiliza el sentimiento y la reciprocidad como el enfoque de gran parte de sus trabajos. Con una brillante exaltación e integración del color, incluidos el blanco y el negro, la africana utiliza contrastes e importantes juegos de luces y sombras, residiendo aquí su originalidad artística.



Angèle busca transmitir, en primer lugar, el poder de las mujeres africanas y los movimientos de sus cuerpos como monumentos del mundo. En otras ocasiones, incluye el detalle del velo, que da una visión diferente de la mujer africana, con el objetivo de jugar con la elegancia y el misterio. Pero no solo eso. La fotógrafa quiere demostrar que la mujer africana es igual a las demás. Para ello, a través de las fotografías intimistas muestra una África moderna de una belleza sutil y determinada.


Angèle Etoundi nació en Douala y se creció en Yaoundé, para más tarde irse primero a París y después a los Países Bajos, donde entrenó en una escuela profesional de fotografía. Sus exposiciones a lo largo del mundo, le han servido para ganarse un reconocimiento internacional que comenzó en 1985 en la Maison Descartes en Ámsterdam, donde exhibió por primera vez sus fotografías.


Después de haber disfrutado de sus fotografías y un pequeño vídeo el pasado lunes en la Ciudadela, puedo afirmar que Etoundi sabe plasmar con gran precisión y perfección, a través de las mujeres africanas, la realidad y vida entre dos culturas. Cuando es preguntada por cómo vive la fotografía, sus declaraciones son claras: “La fotografía es para mí una necesidad. La necesidad de expresar y comunicar. Siempre y cuando la necesidad exista, voy a crear”. Así es ella. Capaz de expresar y comunicar una realidad a través de mujeres corrientes, aunque bellas, y detalles tan significativos como los velos.


Pamplona en imágenes







Biblioteca de la Universidad Privada





domingo, 20 de noviembre de 2011

Reflejos









El Reflejo en el espejo

Cuando miro en un espejo, puedo observar, la persona que yo soy..En ese reflejo puedo ver los años pasados y los años que faltan de llegar..Puedo ver tiempos pasados, muy alegres y animados, junto aquella gente que tanto quiero o que quise..Tambien puedo recordar donde primero abri mis ojos a este mundo lleno de maravillas, de cosas muy extrañas para mi..

El reflejo de el espejo me deja ver, quien fui y quien voy a ser, me deja ver mi pasado sea bueno o sea malo, ya esas cosas no podre cambiar, solo las podre aceptar y ellas seran parte de mi historia, y queda imprentada en mi mente para toda eternidad..

Mi niñez fue un tiempo de mucha pobresa y sufrimiento, pero tambien puedo decir, que no las voy a cambiar con nadie y por nadie, solo seran mias para bueno o para malo, solo el tiempo dictara que con ese tiempo pasara !!

El reflejo de el espejo, para mi es como un libro de leer, capitulo por capitulo son etapas de mi vida, y aquellos, an sido como una novela que fue escrita por el creador de este mundo, para yo pueda disfrutar o con ellas batallar, porque son muchas cosas que fueron buenas y muchas barreras que tuve que saltar y unas cruzes de cargar..

Pero ya es muy entendido por seres humanos de este mundo, que no se puede triunfar sin tener que batallar, la vida no es una promesa o llega con garantia que todo sera bueno sin tener de alguna manera batallar y otras cosas sobrellevar..

El reflejo en el espejo, no se puede esconder ni se puede borrar, porque ya esta fijo en ti mismo y con el te moriras..
El reflejo de el espejo te hace reir o te hace llorar, pero jamas y nunca lo vas a olvidar. Es la historia de tu vida y es unicamante para ti con mucho amor recordar..Nunca dejes mirarte en el reflejo en el espejo.

- Rafael Joglar -

domingo, 2 de octubre de 2011

Las manos de la Amatxi




(Texto de Asier Barandiarán)
El 10 de junio de 1973 se celebró en Oiartzun (Guipúzcoa) un homenaje a un bertsolari. A este acto fue invitado Xalbador, el pastor de Urepel (Baja Navarra). Cuando le tocó su turno, se acercó con solemnidad al micrófono. Su figura mostraba a un hombre sereno y rebosante de confianza. Don Juan Mari Lekuona fue el encargado de comunicarle el tema sobre el que debía cantar de un modo improvisado: “Xalbador, éste es tu tema, las manos de la abuela, “amatxiren eskuak”. Tras unos segundos de concentración empezó a cantar con una melodía suave y nostálgica:


Aizu, amona, aspaldian zu etorri zinen mundura, ta zure baitan ibili duzu zonbait-zonbait arrangura; nik ikustean begi xorrotxez zuk duzun esku zimurra, laster mundutik joanen zarela etorzen zeraut beldurra.

Escucha abuela,
hace ya mucho tiempo que viniste al mundo,
y en tu interior has pasado muchas preocupaciones.
Al contemplar con mi fina mirada esas queridas manos arrugadas,
me viene un temor de que pronto tendrás que dejar este mundo.

Los oyentes no esperaban esta salida. Mirando a Xalbador podrían asegurar que no es un ejercicio de erudición y rima el de éste buen pastor. En su cara parecía vislumbrarse una añoranza de esa “amatxi”. Xalbador, sin cambiar el gesto grave y profundo de su rostro, canta su segundo bertso:

Beste amatxi asko ikusi izan ditut han-hemenka, Jainkoa, otoi, ez dadiela gaukoan eni mendeka: zure eskuak ez bitza, otoi, behin betiko esteka, semeatxiak hain maite baitu esku horien pereka.

He visto en todo el mundo a otras muchas “amatxis”,
Señor, por favor, que me perdonen hoy lo que digo,
que tus manos, “amatxi” mía, no se agarroten nunca,
pues éste tu nieto tanto ama las caricias de esas manos arrugadas.
Cuando los oyentes todavía no se habían repuesto de la emoción, Xalbador lanzó al aire su tercer bertso:

Ene amatxik mundu guzian ba ote zuen berdinik? Dudatzen nago hardu dukeen nehoiz atseginik; orai eskuak ximurtu zaizko zainak hor dazura urdinik, eta ez dago arritzekoa horrenbeste lan eginik.
Mi “amatxi” en todo el mundo ¿acaso tendría una igual?
estoy dudando de que alguna vez hubiese tomado un descanso,
ahora se le han envejecido las manos,
y sus venas azules las tiene ahí a la vista,
no es de extrañar... ¡tanta labor han hecho!

Xalbador con esa mirada suya perdida en el horizonte está viendo a su abuela trabajando, hilando la lana, cuidando la olla en el fuego, meciendo la cuna de su nieto, desgranando las mazorcas de maíz o las cuentas del rosario. Una abuela, con unas manos arrugadas, que fue la memoria de esa comunidad familiar.